mayo 29, 2006

El Fénix

Esplendido día, esplendida noche: entre las multitudes lo volví a encontrar... y lo volví a despedir!
Y fue ahí cuando el chico de Ciudad Juárez me salvó de la tristeza, así como el siempre se salva a si mismo.
Ah carajo! que rico que se siente que le den a uno un poco de calorcito (cómo cuando me regalaba abracitos hasta que tronaran los huesitos)... y lo volvió a hacer... y tal vez ni hacía tanto tiempo que no nos encontrábamos, sólo fue que volvimos a suceder, incluso tras bambalinas, como nunca!
Ha sido un hermoso reencuentro, no se si fueron las coincidencias que volvimos a renombrar (la cosa esa del rey del blues en Chicago o aquella otra de la música bella o la de los lugares que nos gustan o la sorpresa a mitad de la reunión de la oficina)... y recordé la promesa del café que nos debemos (bue, ya después, igual que lo del peercing, jo!).

Z: Nunca lo dudes, verdaderamente eres el Ave Fénix... y finalmente fuiste quien le dio un verdadero sentido a "navega" este sábado.

Ah! Y si, si fue un fin de semana esplendido!... hasta me entusiasma la idea de la luna de octubre!

Alivia mi luz y salva la noche,
como un pez azul que reza el coral;
desarma la cruz y olvida las poses,
entierra en la arena lo que quedó atrás.
Navega, navega perdona y navega
Navega serena y alivia tu luz.

Qué vengan del sur las hadas entonces,
que rompan las cuerdas del muelle y zarpar;
con limpia de sal libera dolores,
sanar las heridas, brillar en el mar.
Navega, navega perdona y navega
Navega serena y alivia mi luz.

Quiénes quedan de este mar de locos y de deseos rotos?
Quién sabrá que hacer cuando mucho, resulte poco?
Navega, navega perdona y navega
Navega serena y alivia mi luz.

La Casta

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