Portada del Ronud 4 de la Colección Versus, "Contra el amor", de Tumbona Ediciones
Algunas ideas que han rondado mi mente durante los últimos cinco años...
Pienso que encontrar pareja es similar al pasaje que describe Karl Marx, en el Tomo I del Capital, cuando habla de la realización de la mercancía en la época en que no había un equivalente general (dinero), sino el trueque: es un salto mortal... encontrar a la persona que tiene ese algo que tu necesitas y que tu tengas ese algo que a él le hace falta... Marx, lo describe como un salto mortal, esa transacción de valores de uso... a mi me parece totalmente vigente para el amor en nuestros tiempos...
La infidelidad de la mujer, surgió cuando salió de su casa para ir a trabajar...
El incremento en la esperanza de vida tiene una relación directamente proporcional a la búsqueda por una pareja sin necesidad de esperar "hasta que la muerte los separe", antes vivía menos la gente, lo que hacía que las personas pensaran ya no tenía sentido separarse después de 25 años de convivencia con la misma pareja, la posibilidad de que el tiempo de búsqueda fuera mayor a la llegada de la muerte, daba lugar a la desesperanza...
Las ideas de Laura Kipnis
El ensayo es un texto basado en la idea del juego amoroso vs las rutinas de eros, de la aventura vs la monogamía... desde una visión de la crítica de la economía política... (de entrada ya se antoja sabroso).
Trata de lo que conmueve y perturba: la aventura amorosa, los enredos del corazón... del ser más profundo, de las contradicciones de elegir una vida de compromiso de la que se desea huir.
Kipnis señala que el feminismo recibe el crédito (o la insidia) de la infidelidad de la mujer, por el impulso que llevó a las mujeres a poner un pie fuera de su domicilio y entrar en el mercado laboral, sin embargo la autora señala que ese reconocimiento se le debe dar al declive económico y al estancamiento salarial, hoy se necesitan dos ingresos para sostener un hogar.
Se pregunta: si en la era posindustrial la vida privada se traduce en vínculos que exigen un esfuerzo, si el amor es la forma más reciente de trabajo alienante ¿sería apopiado releer la bora de Marx como instructivo matrimonial?... (jajajajaja, ya lo decía yo)... y continúa: enamorarse es el prerrequisito para establecer un compromiso de por vida; las condiciones son compartir labores domésticas y cumplir con la expectativa de satisfacción sexual mutua. Por cierto, tendrás sexo sólo y únicamente con esa persona por el resto de la eternidad (al menos en principio).
Negarse al amor no es sólo una herejía, es una tragedia; para nuestra especie representa un fracaso, no alcanzar lo que es esencialmente humano. Y no es sólo trágico, sino también anormal (la anormalidad es la herramienta de coacción social más potente que hayamos inventado).
El freno psicológico, Freud: el deseo tiene la capacidad de arruinar vidas y planes urdidos con esmero... el deseo excedente tiene su raíz en alguna carencia o trauma de la infancia, que te inhabilitó para tener intimidad de manera apropiada (puedes estar completamente seguro de que no son los estatutos sociales los que necesitan afinación, lo siento corazón, eres tú).
Otro matón a sueldo para amedrentarnos: la cultura... la industria del espectáculo, cuyo fin es mantener estática a una sociedad de por sí truculenta...
El amor está tan reglamentado como cualquier sustancia que proporcione placer... hay un compendio infinito de doctrinas sociales que nos dice qué es el amor y lo que DEBEMOS hacer con él, CÓMO y CUÁNDO...
El problema es que se vuelve particularmente difícil volver a una idea de pareja, cuando el cruce entre el amor y la aceptación se erige como espinazo de la vida moderna, cuando cada ápice de autoestima e identidad descansa en esa intersección.
¿Quién está enamorado?... jo!