julio 16, 2005

Las raíces

Estos días han sido toda una recarga de energía... primero el reencuentro con los cariños que había ya creído olvidados, los olores y sabores de mi niñez... fue difícil de encarar, pero muy gratificante al final, por que nuevamente encontré la brújula a la que en los últimos 6 años había renunciado.
Y el viernes lo del Boliux, que con otras tonalidades también fue un reencuentro... de esos ricos, que llenan el alma, que gustan y se anhelan cada vez más.
Y resulta un tanto complicado pensar en el inicio, por más que busco en mi memoria sólo puedo encontrar los momentos del principio, pero no en las impresiones de entonces, es como si no lograra separar lo importante y significante que ha sido en todo este tiempo, como si desde el comienzo la confianza y el cariño ahí hubieran estado, pero no, no ha sido así, de hecho nuestra amistad es una de esas lecciones que da la vida, por la causalidad de la coincidencia y por la fuerza en que hemos construido nuestro vínculo a pesar de nuestras diferencias...
Y a pesar de esas diferencias, él es con el que más he compartido (igual y gracias a él eso aprendí) y es el que ha permanecido, a pesar de los diferentes momentos por los que ha pasado nuestra relación, siempre ahí ha estado.
He pasado muchos de los momentos más importantes de mi vida a su lado, muy felices y otros muy tristes, hemos sido muy cercanos y también alguna vez nos hemos alejado... pero siempre hemos permanecido.
En algún otro momento pasado no encontraba la explicación sobre lo que ha hecho tan fuerte nuestra amistad, que ha resistido de todo, pero hoy sí se perfectamente de lo que se trata: Los momentos de malos entendidos, son eso simplemente eso, instantes simples e intrascendentes, lo nuestro, lo que somos uno para el otro es más fuerte que ello, se trata de amor.
Bolo: te quiero mucho, no sólo hoy, también ayer y mañana... cuando sonríes, cuando lloras y cuando te enojas... siempre!
Feliz cumpleaños!

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