Cuándo empezó el amor a devenir en terror en vez de incentivo?
Dirás que la vida te ha enseñado, que estás dolida por acumulación... De acuerdo, pero... Hasta ese grado delirante y obsesivo?
El que no te conste la semejanza de la realidad del otro con la tuya no debiera paralizarte así, mujer descreída y asustada. No eras tu la que se reía con Jazz del maldito miedo de los hombres?
Bueno, el miedo es esto. Ni más abstracto ni más indiscernible que esta terrenal sensación de verse cercada, de que las cercas crecen a veces hasta dimensiones gigantes, como esas verduras de invernadero que parecen distorsionar la naturaleza. Sus puntas hacen daño, por cierto, lastiman.
Siempre existe la posibilidad de seguir de largo y resultar indemne, pero sólo si estás en condiciones de darle la espalda a la vida misma. El problema del amor, es que es casi inseparable de la vida misma. Entonces, cómo resistirse al juego de conocerse, de tocarse el alma, de añadir el cuerpo como peligroso contrabando, de adivinar al otro, de adecuarse, de creerle... o mejor seamos sinceras: de creerse uno en el otro. ése es el pavor. Nadie quiere una gota de riesgo ni dolor. Es el signo de los tiempos. Que nada nos toque! Ese es el nuevo concepto de salvación en esta modernidad arrolladora...
Tu desesperado anhelo es protegerte, pero no tienes la entereza para desahuciarte totalmente del amor: algo en ti aún se siente llamado del peligro.
Total, qué es lo peor que podría pasarte?... Que no te quieran...
Será eso tan grave?
Dirás que la vida te ha enseñado, que estás dolida por acumulación... De acuerdo, pero... Hasta ese grado delirante y obsesivo?
El que no te conste la semejanza de la realidad del otro con la tuya no debiera paralizarte así, mujer descreída y asustada. No eras tu la que se reía con Jazz del maldito miedo de los hombres?
Bueno, el miedo es esto. Ni más abstracto ni más indiscernible que esta terrenal sensación de verse cercada, de que las cercas crecen a veces hasta dimensiones gigantes, como esas verduras de invernadero que parecen distorsionar la naturaleza. Sus puntas hacen daño, por cierto, lastiman.
Siempre existe la posibilidad de seguir de largo y resultar indemne, pero sólo si estás en condiciones de darle la espalda a la vida misma. El problema del amor, es que es casi inseparable de la vida misma. Entonces, cómo resistirse al juego de conocerse, de tocarse el alma, de añadir el cuerpo como peligroso contrabando, de adivinar al otro, de adecuarse, de creerle... o mejor seamos sinceras: de creerse uno en el otro. ése es el pavor. Nadie quiere una gota de riesgo ni dolor. Es el signo de los tiempos. Que nada nos toque! Ese es el nuevo concepto de salvación en esta modernidad arrolladora...
Tu desesperado anhelo es protegerte, pero no tienes la entereza para desahuciarte totalmente del amor: algo en ti aún se siente llamado del peligro.
Total, qué es lo peor que podría pasarte?... Que no te quieran...
Será eso tan grave?
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