junio 09, 2005

Una ranura en la conciencia...

Detesta esperar, la irrita que su ritmo interno no coincida con el del mundo... no sabe que hacer en el café no desea ser percibida como la que espera, que la olfateen como una chica y detecten ese desajuste. Prende un cigarrillo y fingiendo encontrarse allí por casualidad, decide ocuparse de otra cosa. Pide el primer café, luego saca su agenda de la cartera y mira muy concentrada alguna anotación.
Aprovecha para prepararte, le dice una voz interna, qué táctica vas a usar?... Maldita! Responde la otra voz (suele tener dos voces), por qué debo tener una táctica?, es que no puedo asistir a una simple cita sin cálculo? Respuesta: Has olvidado en que mundo vives? Ya nadie se enfrenta a nadie sin un mínimo diseño!... y qué diseño necesito? (la segunda voz es temerosa y humilde), una estrategia de poder, aunque sea simple; de eso se tratan hoy las relaciones.
La palabra táctica queda rondando en sus contradictorias percepciones... no traía ninguna y de pronto se sintió mal equipada... Chingaos! Estoy desarmada!
Cuanto es el tiempo razonable, lo decente, que una mujer espera a un hombre en un café? Nadie le enseña a una esas cosas... y a decir verdad en una cita con un tipo al que apenas y se le conoce (si es que se puede decir eso) la espera no es un problema de sentimientos sino de producción, no resiste la idea de enredarse una vez más en esos nervios anticipatorios.

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