El tener mi pie derecho en reposo con una férula durante 16 días me condenó a estar en casa todo este tiempo, mis trayectos cotidianos de aproximadamente hora y media para ir al trabajo se redujeron drásticamente a trayectos cortísimos de mi cuarto a la sala y de la sala al cuarto donde se encuentra la compu... que no me sirvió de mucho en estos días en los que no sólo tuve que batallar con mi conexión con la que no vuelo sino que me arrastro por Internet, sino que el blogger no me permitía entrar a mi página, yahoo cambio su presentación y yo no entendía nada, el proveedor que me prepara para ser una servidora pública profesional (?) cambió de servidor y no me permitía accesar al curso, el password de mi mail del trabajo expiro... en fin, la compu estaba sólo apta para un juego de tetris... que además atrofia a mis neuronas y después de jugarlo me deja horas pensando en figurillas escuche lo que escuche o vea lo que vea.
Tal vez por ello he pasado por todos los estados anímicos posibles: de la tranquilidad al nerviosismo, del optimismo a la depresión, de la risa al llanto... en fin, supongo que el encierro y la lejanía de mi caótico mundo comienza a volverme loca o a sobre exponer mi bipolaridad... jajaja, neto que ese término de moda es más que ridículo... a lo que me refiero es a que mi neurosis sigue intacta.
Pero también he tenido ciertas ventajas: no he sufrido los cierres de las avenidas principales del DF, lo cual garantizaría una hora más en mi trayecto diario, he leído libros que tenía pendientes y escuchado discos que tenía sin abrir y otros que hacía años que no escuchaba (kilos de nostalgia), muchas llamadas, visitas, regalitos y detalles de gente queridisima y que son una chulada, empezando por mis pas.
Y además, está el reencuentro con mi ortopedista (el mismo que hace 6 años me dijo que mi pierna derecha es corta). Oh! si, me encanta, me gusta mucho, mucho, mucho... más cuando me toma del pie... me enamoro, me enamoro, me enamoro!
Tal vez por ello he pasado por todos los estados anímicos posibles: de la tranquilidad al nerviosismo, del optimismo a la depresión, de la risa al llanto... en fin, supongo que el encierro y la lejanía de mi caótico mundo comienza a volverme loca o a sobre exponer mi bipolaridad... jajaja, neto que ese término de moda es más que ridículo... a lo que me refiero es a que mi neurosis sigue intacta.
Pero también he tenido ciertas ventajas: no he sufrido los cierres de las avenidas principales del DF, lo cual garantizaría una hora más en mi trayecto diario, he leído libros que tenía pendientes y escuchado discos que tenía sin abrir y otros que hacía años que no escuchaba (kilos de nostalgia), muchas llamadas, visitas, regalitos y detalles de gente queridisima y que son una chulada, empezando por mis pas.
Y además, está el reencuentro con mi ortopedista (el mismo que hace 6 años me dijo que mi pierna derecha es corta). Oh! si, me encanta, me gusta mucho, mucho, mucho... más cuando me toma del pie... me enamoro, me enamoro, me enamoro!
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