junio 09, 2006

Colección privada


Nunca he entendido muy bien eso a lo que llaman "mi primer recuerdo"... siempre he considerado que tengo muchos. Supongo que el mío tiene que ver con un momento repetitivo (a medida en que mis papás asistían a reuniones), y que surgía cuando el cansancio me invadía y mi mamá me cargaba para que durmiera, mientras que ella continuaba participando en la platica con el grupo de la reunión... y de ahí mi primer recuerdo: mi orejilla pegada al pecho de mi mamá, disfrutando del sonido de su voz... sintiéndome segura gracias a la vibración emergente de su caja toráxica!... es curioso, no está relacionado con mi vista, sino con mi oído.

En mi colección privada tengo muchos ángeles que han sido autores de muchas obras de mi galería... todos tienen sus momentos propios... es increíble pensar en lo oportuno y puntual que fue uno de ellos cuando llegó a salvarme a principios de este siglo y es quizás por ello, que ahora siempre llega tarde a cualquier punto en el que quedamos... Ana, está bien pagar ese precio.

Ahí también está la primera impresión que recuerdo de Vi, ella (espectacular) sola mirando por la ventana del el rincón opuesto del salón de clases en el que yo también me encontraba, ella buscándolo a él, ignorando toda acción que la desconcentrara de su búsqueda... así la encuentro siempre en mi mente utilizando como música de fondo la del "Malo". En mi colección de gente favorita la encuentro como un torbellino poseedor de la mente más clara y del punto de vista más objetivo, el menos visceral. En mi colección de lugares, ella es aquel en el que siempre busco el consuelo y la tranquilidad.

También abrazo con fuerza lo que él nos dijo: "Si, pero lo que cuenta es quién al final del día está contigo" y es quizás por ello que he atesorado con mayor fuerza los dones que el regimiento de ángeles tiene: la lealtad y la de Yaz, la confianza de Yoya, la nobleza del Capi, el tiempo del Bolinx, el apoyo de Ana, la capacidad de compartir del James, la presencia de Vi, la protección y fuerza del Doc, las enseñanzas del Guru, el amor de mi demonio y... las risas del Negro.

De lo que han dicho hay algunas que coleccionó con alguna que otra lagrimita de Remi: la del Doc cuando volvió y ya no me encontró "han sido fuertes los cambios, sobre todo cuando uno observa el trabajo que cuesta formar un equipo y la facilidad con la que se desbarata. Pero si eso es necesario para que la gente crezca, pues adelante. Nos quedamos con lo más valioso: el cariño y las raíces comunes. Ahí tienes un lugar especial"... la del Shack "Si, así como tu... así como groove"... la del Prof. de anatomía "Si, pasale, ya sabes que el show empieza cuando tu llegas"... y hasta esa última que dijo ese-en-quien-ya-no-quiero-pensar "Te preste hasta lo que no pediste"... y me dejo con esa sensación tremenda de dolor en el estómago...

Oh! las sensaciones!... soy fanática de todo lo coleccionado por mi piel y las emociones que he guardado en este tiempo... tengo desde abrazos que truenan los huesitos y que atraviesan puntos geográficos, hasta los del calorcito diario del Beck y los que surgieron en la búsqueda del consuelo (oh! bush). Ahí también están las sensaciones en las manos (ah!... cuantas manos hermosas he tomado!), las de mi amigo Juan intentando desesperadamente quitar el frío de las mías... las más recientes suavecitas y de dedos delgados y afilados, de las que tan difícil ha resultado resistir agarrarme, seguro por eso mi demonio no puede irse... aún a la distancia, nuestras manos siguen siendo una "Catedral".

En esa misma sala de mi galería está el compartimiento en el que guardo todos los besos recibidos, los suaves, los dulces, los fuertes, los amorosos, los cariñosos, los apasionados, los vertiginosos... y por supuesto, los que siguieron al momento de haber tenido mucho tiempo una paleta de hielo en los labios... nada como un beso vertiginoso después de una paleta de hielo... y también está el primero, el más esperado, el extrañamente sorpresivo, el robado y el que se robó el sueño!

Guardo además, en un lugar especial esa noche en la que apoyaba mi cabeza en el regazo de quien en ese entonces era mi-él, mirando al cielo con mi mano envuelta en la suya. Y entonces me confesó: "ves la luna?... ahí te miraba yo!", y le dije: "tan distraída?"... y él respondió: "no, yo me refería a lo distante"... y yo que lo había esperado 5 años!. Creo que sonoramente esa pieza inició "un día de abril" (como diría Quezadas) y tristemente acabó en "Babel" (la de Santa Sabina) o quizás sólo fue que todo se fue a la luna!

En el banco de imágenes que tengo están las miradas de complicidad, en las que los demás no se enteraron que estaba participando y las de los secretos que guardo... esa colección es de las más amplias que tengo... las mejores son esas que han sido guarida de sueños, esas que se acompañan de revoloteos de mariposas en el estómago, las que erizan mi piel, esas que surgieron en la oscuridad y en las que las palabras siempre han sobrado... Ahí está también esa mirada limpia, transparente y reveladora de la emoción que sentía ese niño cuando me encontraba afuera de mi casa... y aún después de 20 años me la sigo encontrando!

En mi colección de aromas se encuentra el del te limón de casa de mi abuela, el aroma a jabón en el cuello que dulcemente se aproximaba y gustaba de guardar mi nariz durante muchas tardes al salir de la escuela, el aroma de "su" ropa recién lavada, el de la madera, el de la tierra mojada, el del ambiente antes y después de la lluvia y el aroma persistente a café y tabaco de mi demonio aún dada su lejanía!... y otros tantos, que cuando aparecen me llevan inmediatamente al escenario donde quedaron registrados junto con mi banda sonora coleccionada que siempre siempre está ligada al sonido de cuerdas, de violín, piano y guitarra...

Afortunadamente la colección de manías es pequeña, están las por todos conocidas: no como sandwich si las tapas no coinciden, me pongo saliva atrás de los oídos cuando siento temor en alguna circunstancia, tomo el café sin azúcar, me martirizo arrancando los pellejitos de alrededor de las uñas y garabateo (se que no es verbo, pero se escribe padre) en las reuniones aburridas.

Cada una de las piezas que se reunen en mi, en la galería que soy yo, han tenido su importancia en cada uno de sus momentos, de sus sentidos, sus sonidos... solas o juntas me definen, y por supuesto: nunca estarán en subasta.

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