diciembre 07, 2005

Ritos y Regocijos

Mujeres mazahuas / Mariana Yampolsky

"De tanto andar por los caminos de México, Mariana se ha vuelto parte del paisaje.
Si uno mira sus fotografías con frecuencia, descubre a su autora tras el lente.
Mariana es el maguey, la teja, el muro, el vagón de tren abandonado, el osario, el ángel de piedra a punto de emprender el vuelo.

Mariana Yampolsky no sólo tomó las fotografías, se volvió como ellas.
Tenía las manos fuertes y curtidas del tejedor de palma, los ojos interrogantes de la niña descalza, el asombro del guajolote narciso que se detiene frente al espejo y se ve por primera vez".(*)

De origen estadounidense, mexicana por elección, Mariana Yampolsky fue una más notables fotógrafas del siglo XX, en específico del México rural. Su archivo fotográfico documenta fiestas, ceremonias religiosas, mercados, plantíos de maíz, telares, textiles, cerámica, casas de paja, de adobe, de varas, de pencas de maguey, casas de tierra y lodo, la vida cotidiana de artesanos y labriegos, etc., lo cual convierte su trabajo no sólo un testimonio, sino en un patrimonio.
A tres años y medio de la muerte de Mariana Yampolsky, el Antiguo Colegio de San Ildefonso presenta la exposición "Ritos y Regocijos" (hasta el 8 de enero de 2006) en la que presenta 53 trabajos realizados por la fotografa entre 1962 y 1995.

... una oportunidad que no hay que dejar pasar!


(*) Elena Poniatowska, La profunda mexicanidad de Mariana Yampolsky.

1 comentario:

carlosasecas dijo...

Antes que nada, saludos.

He caído por vago azar, porque sí (nunca por casualidad) en este espacio, y tu comentario me hizo recordar gratos momentos de conversación con Mariana... pero también que muchos amigos como ella ya no están aquí... Es una lástima que en ninguna de sus fotografías quede testimonio de su ámino introspectivo, de su sentido del humor (bastante negro, por cierto) o del traqueteo que distinguía su llegada (en un vochito blnaco casi destartalado y en el que uno jamás dejaba de preguntarse cómo hacía, ella con tan grande e imponente presencia, para meterse en él).

Saludos de nuez.

(el hemíptero nostalgicoso)