Las explicaciones

Fotografía "Answers button on keyboard" de Darren Greenwood

No me gustan las explicaciones, ni siquiera las que tienen que ver con la solución de teoremas matemáticos o análisis más abstractos... pero me refiero a las cotidianas, a las que intentamos en nuestras interacciones con los demás. Antes que una explicación, prefiero una discusión.

¿Porqué?

Lo básico, una explicación sucede ante una cosa que ya de entrada no está bien de origen... que no resultó ser lo esperado o de la forma en que debía ser... algo alterado.

Una discusión también sucede ante un punto tangencial, aún cuando puede presentarse posterior a la decisión que una sola parte toma, dentro de la discusión las dos partes participantes están en igualdad de condición: ambas pueden externar su sentir, su pensar y su decepción... en una explicación no es así.

En una explicación, la parte que explica qué fue lo que pasó, lo hace buscando la paz y tranquilidad de su mente... la parte que recibe la explicación, aún cuando sienta frustración y sus ideas sean distintas a las de su contra parte no tiene más que asumir los hechos y ya... y ya?... no!, además de chutarse el choro... se queda con la espina clavada en la cabeza y en una de esas, hasta en el corazón.

Lo segundo que me pasa con una explicación, es que además de sentirme frustrada, de entrada ya no creo... y si ya no creo ¿qué chiste tiene?... no creo, sobre todo por que son hechos unilaterales, en los que no le toman en cuenta a uno lo que piensa o lo que siente... y si fuera cierto... ¿no es más valiente que antes de llegar al punto de la explicación te digan: agua va?

Lo tercero es que, cuando me dan una explicación de hechos consumados, siempre termino más desilusionada de lo que podía encontrarme antes de ella.

Lo cuarto (y que es lo que más detesto de toda la explicación) es que se me queda clavada en la mente y le sigo dando vueltas a un asunto que probablemente ya había dejado ir... y termino enojada conmigo.

Así que si te digo que no quiero una explicación, ten la seguridad de que estoy siendo honesta... no la quiero, no quiero decepcionarme y no quiero pensar mal de ti.