Congruente con su objetivo principal de ser un canal de expresión para los nuevos escritores, la revista Punto de partida en conjunto con la UNAM presentó la convocatoria para el concurso virtual literario "C@za de letras" en el que serán seleccionados 12 escritores residentes de México que convivirán durante 8 semanas en blogs integrados a ese portal y trabajarán en línea con tres escritores anfitriones que les plantearán retos de escritura en distintos géneros literarios.
Los mismos anfitriones serán quienes nominarán semanalmente a dos o más huéspedes para salir del concurso y de acuerdo a los votos de los lectores (a usanza de los reality shows televisivos) uno de estos nominados será expulsado, con la gran variante de que en este reality "sólo contará lo que los concursantes escriban y no sus personalidades, ni sus caras, ni su capacidad para la intriga" citando las palabras de Alberto Chimal, quien será uno de los tres escritores anfitriones.
Para más detalles visita la convocatoria.
3 comentarios:
Alberto Chimal es la neta. Antes me llegaban (quien sabe por qué) algunas de las cosas que escribía. Ya no tanto, pero sé que siempre vale la pena leerlo.
ya ni pasas por mi blog. ahi luego que puedas.
SEALTIEL ALATRISTE , CAZADOR DE LETRAS
La Dirección de Literatura de la UNAM encabezada por Sealtiel Alatriste ha lanzado un original reality virtual literario llamado “Caza de letras”.
El prestigio y honorabilidad de la UNAM deben darle al certamen respeto y credibilidad, pero no así su operador, un auténtico cazador de letras.
Sealtiel Alatriste al dirigir anteriormente Editorial Alfaguara en México (Santillana), organizó en 1997 junto con el diario Reforma el concurso de cuento triste en el cual obtuve con la narración “La mujer rojinegra” una mención honorífica. A partir de la premiación entablé contacto con la editorial y presenté el resto de mi obra para su evaluación y posible publicación.
Nada sucedió. Posteriormente Sealtiel Alatriste fungió como diplomático en Barcelona con una gran cercanía de las Islas Canarias donde radicaba José Saramago. Casualmente la relación entre los dos escritores se afianzó y no fue nada difícil sustraer de los archivos de la editorial mi cuento “¡Últimas noticias!” para que sirviera de inspiración al afamado Nóbel y desarrollara “Las intermitencias de la muerte”.
No importa si de las moronas de un cuento se obtuvo una rimbombante novela, tampoco si de una escueta redacción se logró una pieza de mérito, el hecho innoble es el haber tomado sin permiso ni crédito alguno, la materia prima para la reescritura.
Tampoco se trata de una mera coincidencia o desarrollo de una idea universal. Existen varias partes sustantivas del cuento que dan lógica al desarrollo de la novela como son:
“No murió nadie ayer”; “en unos de día, en otros de noche”; “nuestros reporteros realizan...una acuciosa investigación en todos los velatorios y hospitales”; “atribuyen la existencia del fenómeno a una variación de la órbita de la Tierra”; “El júbilo era casi general”; “otros intentaron ejercer diferentes actividades, lo mismo que los empleados, gerentes y dueños de velatorios y panteones”; “...sin faltar aquellos encabezados ingeniosos...sumamente llamativos”; “la vuelta a la normalidad y, más que eso, a la naturalidad”; “un trabajador, tras caer desde un piso doce, no se levantó de la acera”. Todas estas frases fueron transformadas en la novela.
José Saramago podrá escudarse en argucias como el cliché, la inter e hipertextualidad, aducir mera inspiración, coincidencia o influencia y sostener que las ideas son universales y esas no se protegen, no obstante el hecho es que la creación es un acto único e individual y basarse en la de otro finalmente constituye un hurto. La novela de Saramago es una obra derivada pero que no puede ser explotada sin la autorización del titular del derecho de la obra primigenia, de acuerdo con el Artículo 78 de la Ley Federal del Derecho de Autor.
Afortunadamente mi cuento “¡Últimas noticias!” dentro del compendio “La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura” está registrado desde 1986 con el número 8369/86 de la Dirección General del Derecho de Autor hoy INDAUTOR.
A pesar del escenario en que una lucha legal implicaría más de cinco años para demostrar la verdad de mis dichos y otros cuatro años para resarcir los daños inherentes, y también ante las actuales circunstancias de no poder contar hasta ahora con un peritaje literario serio, además obviamente a las limitaciones presupuestarias para la titánica lucha, no se agotan aún los cauces jurídicos y mantengo mi convicción sobre los hechos.
No por sorpresivo el hecho deja de tener veracidad. Mi intención no es el escándalo, el protagonismo, la fama o el dinero. Simplemente elemental justicia.
Ver http://saramagoplagiario.blogspot.com
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