El escenario...
Con la mirada hacia ese caracol que va ascendiendo por el tronco del pino del jardín ambientado con un clima lluvioso y frío de noviembre de 2006... en la espera del comienzo de la música contenida en el objeto circular... de pronto mi mirada se encuentra en el caracol de la ilustración diseñada para su portada... que buena señal para iniciar!
Y así comenzó el viaje por la música horizontal...
En el mundo prehispánico el caracol fue utilizado como el símbolo del agua y también como un instrumento musical... su imagen se liga al concepto del tiempo cíclico y no lineal que abrazaba la cultura maya, mientras que, su sonido traslada a los actos y celebraciones más importantes de aquella cultura...
El ambiente frío y lluvioso se vuelve cálido con los zapatos blancos de la luz...
El caracol como símbolo contenedor de sonido y figura simétrica además trasladó mi mente hacia el "principio de la divina proporción" cuya medida se encuentra con frecuencia en las estructuras naturales, por ejemplo, si se divide el grado de inclinación de la concha de un molusco por sus respectivos diámetros, se obtiene la divina proporción... que el hombre desde la edad media ha adoptado en el arte considerando que a partir de ese principio se establecen matemáticamente las condiciones físicas exactas que hacen bella a una creación...
Y entonces, considerando que cada una de las piezas de "música horizontal" son una proporción de su belleza total, encuentro un vinculo estrecho entre el mundo de las matemáticas en el que yo me desenvuelvo y el de la música que siempre me rescata, como proporciones semejantes en sus posibilidades infinitas: ambas eternas compañeras, envasadoras de tiempo, causantes de profundas introspecciones y espectaculares extroversiones... pasaportes a mundos mágicos... como en el que ahí estaba sumergida!
diciembre 21, 2006
La proporción de la belleza
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