Sabía que no era normal sentirme así... tan susceptible, tan temerosa... tan desolada. Y sí, no es miedo ni temor a mi capacidad, a mi creatividad, a la forma de analizar o estructurar ideas... es la soledad.
De esa que se instala, de esa que a ratos gusta y a ratos pesa... de esa que va más allá de la falta de una pareja, de ese sentimiento de vacío de quién sabe que, de esa que hace que vuele mi mente mientras alguien me habla, esa que me acompaña en el tumulto de la gente, esa que me enfrenta con mis propias contradicciones, esa que da miedo, esa que da gusto enfrentar y vencer... la que debilita en los momentos menos oportunos y fortalece en instantes inesperados.
La he descubierto al final del día, en aquel recuento hace ya mucho tiempo recomendado, gracias a que en este último año sólo han sucedido restas... y ya estoy cansada!
De esa que se instala, de esa que a ratos gusta y a ratos pesa... de esa que va más allá de la falta de una pareja, de ese sentimiento de vacío de quién sabe que, de esa que hace que vuele mi mente mientras alguien me habla, esa que me acompaña en el tumulto de la gente, esa que me enfrenta con mis propias contradicciones, esa que da miedo, esa que da gusto enfrentar y vencer... la que debilita en los momentos menos oportunos y fortalece en instantes inesperados.
La he descubierto al final del día, en aquel recuento hace ya mucho tiempo recomendado, gracias a que en este último año sólo han sucedido restas... y ya estoy cansada!
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