"La muerte no existe en contraposición a la vida, sino como parte de ella" (Haruki Murakami, Tokio Blues, Norwegian Wood)
Hacia tiempo que no lograba terminar un libro de forma continua... es curiosa la forma en que las circunstancias (momentos, personas, lugares... percepciones) se conectan de manera "automática" entre sí. Lo tenía apilado entre los eternos pendientes de mi vida, había sido un obsequio del cumpleaños XXX... justo lo leí en enero... qué cosa no?
Toda la música contenida en ese libro me puso tan triste...
Creía que estaba ya acostumbrada a tu ausencia... "Pensé en el tiempo perdido, en las personas que habían muerto, en las que me habían abandonado, en los sentimientos que jamás volverían"
Tal vez se debe a que enero ha sido difícil... hace tres años que lo es. Se suponía que la primera lección que me dejaste fue no dar las cosas por hechas... y ya estaba yo instalada otra vez en ello... me asusté tanto!
Lo que he asimilado mejor es considerar que la vida no se trata de blanco o negro (hay infinidad de colores, gamas y tonalidades entre ambos extremos) "no hay tanta diferencia entre izquierda y derecha o entre parecer mejor o peor de lo que uno es en realidad".
Aun me cuesta asistir a todas las reuniones de "la herencia" que nos dejaste... y es que, no te fuiste, no te vas, no te irás... todas las anécdotas saltan y pelean por bailar entre nosotros (te sorprenderías si ahora observaras todos tus círculos compartiendo... esta vez vimos a tu amigo Edgar!)... y cuando la risa es más plena, más intensa, llega ese instante que me atraviesa la mente, que me congela y me lleva a pensar: ya no está... ya nunca va a estar!... es como si en ese instante se perdieran los colores.
Esa evocación a ti es lo que me detiene a ir todas las veces... con todo y ello, ahora los frecuento más... de hecho, ahora intento ir a todo tipo de reuniones (incluso he terminado en festejos en los que no conozco a nadie salvo la persona con la que voy... te encantaría!... como las fiestas a las que tu nos invitabas!)
Pero al final de todas y cada una de esas fiestas me sucede que: "(...) cuando vuelvo a la habitación, pienso: han transcurrido tres años. Y él sigue teniendo 27 años. Pero esto no significa que sus recuerdos hayan palidecido. Todo lo que conllevó su muerte sigue vivo en mi interior, y parte de ello está más vivo hoy que el día de su muerte. (...) La mayoría de las cosas que compartimos (...) se han desvanecido y, por más que me lamente, no volverán jamás".
Tu ausencia pesa...