El reciente 24 de febrero se publicó esta noticia en muchos de los principales diarios de las varias ciudades del mundo… parece paradójico que sea por una nota sobre el encuentro de dos hombres argentinos con los que yo quiero unirme a la celebración del día internacional de la mujer. La relación es sumamente estrecha, estos dos hombres, padre e hijo, fueron separados durante la última dictadura militar en Argentina.
Como parte de la política de terror, el Estado realizó un relevante número de secuestros de niños y de jóvenes embarazadas (la mayoría entre 15 y 35 años), además de habilitar el funcionamiento de maternidades clandestinas. Como si tratara de un "botín de guerra" fueron desaparecidos poco más de 500 niños, anulando su identidad, llevados a vivir con personas que creían sus padres y que en realidad fueron autores, partícipes o encubridores del asesinato de sus verdaderos padres.
Fue así que el 30 de abril de 1977 un grupo de madres de desaparecidos iniciaron un movimiento de resistencia no violenta, presentándose cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo, frente a la casa de gobierno, con el cabello cubierto con un pañal de tela blanco. Un mes después, un grupo de esas mismas madres hacían saber la existencia de bebés desaparecidos y solicitaban que se suspendiesen todas las adopciones. La carta ha sido considerada documento histórico y antecedente inmediato de la constitución de las Abuelas de Plaza de Mayo a fines de ese año.
La tragedia, por supuesto, sorprendió a la mayoría de estas mujeres en condición de madres y, por un tiempo, guardaron la esperanza de que algún día sus hijos volvieran para estar a su lado. Conforme pasó el tiempo y avanzó su lucha, fueron descubriendo, en cambio, la terrible categoría de “desaparecid@”, categoría que adquiere el secuestrado por el terrorismo de Estado.
Las abuelas organizaron un sistema de inteligencia, sin medios ni experiencia alguna, basado en investigación de campo: recorriendo los juzgados de menores, orfelinatos y casas cuna, buscando incoherencias en las adopciones o "nacimientos" extraños de la época, etc., creando así una amplísima red de datos que llegó hasta los lugares más imprevistos.
El 19 de marzo de 1980, aún durante la dictadura, las Abuelas localizaron a dos nietas, las primeras en ser recuperadas directamente por ellas: Tatiana Ruarte Britos y su hermana Laura Jotar Britos.